martes, 14 de agosto de 2012

Las ganas de verte...

El contexto era increíble, perfecto para enamorarse. Playa blanca, mar cristalino, sol brillante, la piel sedienta.

Tus amigos se acercaron a mis amigas, y ahí cruzamos miradas por primera vez. Solo con mirarte lo supe, no me preguntes como, solo lo supe. Como si la vida pasara por un túnel y fuera una sucesión de imágenes, yo te vi y me vi. Nos vi.

Años después lo entendí. Lo entendí cuando por primera vez una palabra tuya me puso la piel de gallina. Y miráme aquí, escribiéndote, deseando con el alma tenerte cerca y saber, al fin, que todo lo que ese día pasó por mi mente, es cierto.

Me haces sonreír aunque nos dividen cientos de kilómetros de distancia. Me haces sonreír cuando me saludás, cuando de repente se abre una ventana en la computadora y me llamás Lunita Tucumana. Sonrío cuando una noche, de sorpresa, confesas que esa noche me vas a soñar. Y sonrío cuando a las 8.30 me deseás buenos días (aunque yo me despierte en la cama de otro).

Cuanto de fantasía y cuanto de real tiene todo esto. Cuanto es idealización y cuanto piel. Cuanta verdad y cuanta mentira...

Yo, por lo pronto,  seguiré intentando coserme unas alas o inventar la tele-transportación para sentirte un poquito más cerca. Aunque como vos decís, "esta noche vamos a dormir bajo la misma luna, ¿qué tan lejos podemos estar?" 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Le amo yo! :s

14 de agosto de 2012, 21:38