Nuestra historia

Me escribiste por facebook. 

La primera vez que hablamos me escribiste un mensaje para invitarme a cantar en un show que ibas a dar unas semanas después. Y yo que moría por la música te dije que si casi sin dudarlo. Desde ese primer día se notaba que siempre ibas a cuidarme. Diste mil vueltas para hacerme sentir cómoda en ese ensayo en el que íbamos a vernos por primera vez.

Desde ese día no hubo un día en la vida en la que no fueses alguien trascendental.

Por supuesto que lo nuestro no fue amor a primera vista, no. Si casi que nos tuvieron que empujar para que decidamos dar el paso...11 años después. SÍ, 11. En esos once años te volviste imprescindible para mi. Fuiste la primera persona a la que siempre quise contarle todo, la que me conocía sin barreras. No se como ni porque pero nunca intente ser algo que no era cuando estaba con vos. Nuestra relación siempre tuvo mis murallas en cero, fui todo lo frágil, débil, imperfecta, vulnerable que se puede ser. También fui la más fuerte y poderosa y amabas eso de mi, siempre me lo recalcabas.

Nuestra amistad me atravesó con creces. Las personas nos veían y no entendían como podíamos tener esa relación sin tintes románticos. Hace poco nos reíamos de como una vez muy al principio de nuestra amistad, hiciste un movimiento para ver si era posible que pasara algo entre nosotros y dije que mejor siguiéramos siendo amigos. Otras veces, en el ardor del amor que nos teniamos, nos preguntamos cómo era posible que hubiéramos esperado tanto tiempo para estar juntos, y a esa reflexión siempre le seguía otra que decía que si hubiese pasado antes, hubiese sido un desastre total. 

Y me temo que, de todas maneras, la realidad no fue diferente.

Mientras pasaban los años, el vínculo que nos unía se hacía mucho más fuerte cada vez. Y pasaron muchos trabajos, parejas, crisis existenciales, cambios trascendentales en la vida de cada uno, viajes juntos y separados, y siempre mucha música e historias compartidas. Creo que no hay ninguna persona en la vida con la que haya compartido tantas cosas, ni con la que me haya sentido tan acompañada. No hay persona que me haya apoyado y apuntalado tanto como lo hiciste vos y tampoco hay persona que te haya apoyado, ayudado y apuntalado tanto como lo hice yo con vos. Nunca nos pedimos nada a cambio y nunca hubo reproches de ningún tipo. Nos escuchamos muchas veces cuando la pasábamos mal...cuántas "cervecitas" de por medio hubieron en momentos en que lo necesitábamos. Se me agolpan en la cabeza tantos "¿te acordas cuando...?" y las mil y una historias.

Y un día como cualquier otro, sin que haya sucedido nada particular y casi sin intermediar conversaciones o momentos incómodos, empecé a dudar. "¿Porque no?" Éramos tan perfectos juntos que no había respuesta lógica a esa pregunta más que el miedo a perdernos y perder lo que teníamos construido en tantos años. Y una noche con unas copas de más y muchas inhibiciones de menos, te besé. Ese beso fue la piedra angular de los próximos dos años más lindos de mi vida. Ese día te convertiste en alguien diferente para mi y ya no podía pensarme sin vos al lado, era imposible. Me río cuando me acuerdo que la semana anterior me enoje con mis amigas porque me decían que vos y yo teníamos que estar juntos: no quería verlo ni aceptarlo y era inevitable (y obvio para el mundo, al parecer).

No fue fácil. Sin dudas movernos de ese lugar en el que nos habíamos puesto para empezar a ser una pareja, fue una de las cosas más difíciles. Fue un trabajo y una construcción que tardó meses. Y haber sido mejores amigos durante 11 años fue algo increíble pero sin dudas tuvo un costo. 

Nosotros no pasamos por ese enamoramiento que te da mariposas en la panza. No sentimos nervios antes de vernos. No sentimos esa emoción de conocer a otra persona desde cero. Los cimientos eran firmes. En cambio tuvimos otras cosas: complicidad y confianza desde el momento cero. Intimidad. Estar despeinada, sin maquillaje, en pijama, desarreglados o lo que fuera, era algo natural para nosotros porque no había nada que demostrarnos. Lo que más me gustó de vos fue que siempre encontraste la manera de hacerme reír incluso en el peor de los días. Amé cada vez que llegabas tarde a la cama y me abrazabas o me buscabas en medio de la noche medio dormido y te agarrabas de mi. Nunca me había sentido tan segura y tan completa...

Tu llegada al departamento trajo el caos a mi vida. Siempre fui tan metódica y organizada...y tuve que acostumbrarme a vivir con un poco de caos y desorden porque vos siempre fuiste ese opuesto. Fuimos cediendo espacios aunque nunca dejaste de sentir que esta no era tu casa y cada vez que te sentías amenazado por algo, te ibas y me alejabas. Siempre fue tu reacción inicial porque sufrir , jamás. Y yo me amigue con la idea de vivir un poquito con la vida patas para arriba, a lidiar con tus estados de ánimo cambiantes y tus constantes enojos injustificados conmigo. Creo que no quise darme cuenta antes, pero nunca ibas a dejarme entrar realmente. Siempre iba a estar sentada en una silla muy cómoda que me habías puesto en la puerta de tu vida. Podría haber pasado la vida ahí, quizás, pero nunca ibas a dejarme entrar del todo.

La explosión, creo, era inevitable. Y aunque hubiese preferido que las cosas se dieran de otra forma, un día asumiste que yo te era infiel y te fuiste. Y la vida se me llenó de preguntas. Y me volví una montaña rusa. Pase del enojo a la frustración de no entender. De la bronca a la tristeza de extrañarte como loca. Y también me dejaste un poco sin la posibilidad de moverme, sentí que no hay nada que yo pudiera hacer para salvarnos.

Una vez que discutimos te dije que me hubiese gustado que estuvieras adentro mío para sentir realmente lo que siento y pienso. Es muy difícil explicarlo, pero aquí trato de dejarlo en palabras:

Sos la persona con la que tuve la relación mas linda de mi vida. Te amaba desde hace mucho más tiempo del que puedo acordarme y no tenía el valor de poner en juego ese amor para vivirlo. Te amo hasta los huesos y sos la única persona que me hizo sentir que la vida tenía otro color. Ame la forma en la que el vínculo fue sano. Amo como nos acompañamos tanto, como nos apoyamos, como nos empujamos a tomar decisiones importantes, como nos respetamos. Nuestra relación me hizo replantearme cosas que creía que nunca me iba a plantear, desde tener hijos hasta casarnos. Yo de verdad te quería de compañero de vida. Si hubiese sido por mi, creeme que ya estaríamos casados. Me ilusionaba pensar en los proyectos juntos. Me daba alegría verte crecer con tu proyecto y me desmayaba de la admiración y el amor que me provocaba verte en un escenario.

Y ahora aquí ando evitando nuestra cama. La hora del almuerzo es casi una tortura. El sillón se volvió un lugar un poco hostil, y cierro la puerta del cuarto de al lado para no tener que ver tus cosas apiladas esperando que vengas a buscarlas. Y me queda el alma en carne viva y el dolor agudo en la boca del estómago de pensar en perderte.

Se que voy a estar bien, lo hablamos. Yo puedo estar sola sin problemas. Pero te elegía cada día con todo, lo bueno y lo malo, y la balanza, al final de todo, siempre daba en positivo. 

Y hoy, aunque me duela el alma, tengo que aprender a vivir sin vos. 


Y al fin de cuentas, como hace tantos años y por sobre todo, te sigo amando.

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