viernes, 23 de julio de 2010

Final

Cuando llegaron de las vacaciones comenzó la odisea de esconder un amor pirata.

Faltaban menos de 4 meses para el casamiento y a él se le presentó la disyuntiva de su vida. ¿Tenía que jugarse por un amor que no había sentido nunca o por 11 años de su vida?, que aunque lejos de ser intensos y los más felices, habían sido 11, una vida. Chan, Lau y el demonio se convirtieron, también, en cómplices furtivos de un amor que no podía ver la luz, aunque muchas veces la veía disfrazado.

Nos paseamos por los lugares más insólitos. Festivales, carnavales, provincias vecinas, fiestas privadas, partidos de futbol, lugares para ellas desconocidos y para ellos (viejos piratas), perfectos.

Se besaban, se reían…se notaba, eran uno para otro. No había que hacerle. Aún así la decisión se extendió por meses. Él lloraba de la tristeza y ella lo acompañaba con el dolor en el alma de consolar a quien estaba segura iba a dejarla en algún momento. Las voces de sus amigas y de quienes tenían el privilegio de saber el secreto le suplicaban terminar con la locura. Todos estaban seguros de que nada bueno podía salir de semejante escándalo. El chisme es jugoso, repetían.

Ella arriesgó su corazón y su vida por algo tan volátil como lo que tenían. Un mes antes de la fecha, él la llamo llorando y le pidió verse.

Entre algunas lágrimas y muchas razones la dejó. Ese día recibí una llamada a las 7 de la mañana. Ella ni siquiera podía hablar. Le recomendé ir a dormir, que descansara y que nos veíamos al día siguiente. Fue difícil consolarla. Muy.

Los días posteriores fueron complicados. Él llamaba y ella no quería atenderlo. Él lloraba y tiraba manotazos de ahogado con llamadas a las amigas buscando algún tipo de consuelo. Yo lo atendí y le recomendé no llamar más. Obvio que no me hizo caso y siguió llamándola hasta que se vieron, y ella, con todo el esfuerzo de su alma, fue un témpano esa noche. Eso lo desarmó por dentro. La amaba y no quería perderla.

Pasaron semanas. Me llamo un día. Me sorprendí. Me dijo NO ME CASO.

El resto es historia. Él y ella siguen juntos y obvio, son felices. Muy felices, y hasta piensan en casarse…

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