Una historia de amor (una más)

Ese día yo estaba emanando alegría. Estaba dispuesta y feliz.  Ese día fui sin buscarte, y como el destino es muy raro, apareciste.
Me acuerdo de la sensación al verte. Pensé: Que lindo es! Me dijiste algo que no me acuerdo porque mi graduación alcohólica estaba demasiado alta. Solo recuerdo que te sonreí con todos los dientes. Me pediste mi nombre como aparecía en Facebook para poder buscarme. Te lo di y me fui alegando que me esperaban mis amigos, era mi cumpleaños. Me fui rogando volver a verte.
En medio de la noche empecé a preguntar por vos y le pedí a mis amigas que te buscarán. Quiero a Concepción, repetía. Volviste con la excusa de haberte olvidado mi regalo, y me diste un chupetin, y te quedaste conmigo el resto de la noche.
Mientras salíamos del boliche, me dijiste que te gustaría volverme a ver y me dijiste de una merienda. Yo retruque con un cine. Te sorprendió que me prendiera para ver una de superhéroes que querías ver. Nos llevaste a casa y en el auto me pediste mi teléfono. Te lo di y espere que te bajaras conmigo y me besaras en la puerta del edificio. Si, ya se, demasiada película romántica. Pero tenias otros planes para nosotros y simplemente me dejaste ahí.

Esa noche terminó un caos para vos. Yo me dormí con una sonrisa inmensa.
Los días posteriores intercambiamos mensajes a toda hora. Hasta que finalmente me invitaste a salir. Me dijiste: te llamo para arreglar. A mí me corrió un frío por la espalda, porque para ser sincera sabía que me habías gustado pero no me acordaba de tu cara. Supe que escuchar tu vos sería trascendental. Y el teléfono comenzó a sonar esa tarde de jueves y un Nicolás Rementeria parpadeaba en la pantalla. No puedo explicar con palabras la sensación en el cuerpo cuando escuche tu "Hola". Un 'algo' me corrió por todo el cuerpo. Eras vos y me encantabas. Ese día también descubrí tu problema de ubicación.

Esa noche me prepare para encontrarnos. Estacionaste casi en la esquina, no sé si por timidez o tu falta de ubicación. Me acompañaste al auto y me abriste la puerta. Mientras, yo no podía dejar de mirarte. Durante la película se me iban los ojos, yo solo quería mirarte y cualquier excusa era buena para rozarte o tocarte. Me sentía una adolescente.

Varias salidas después, porque me hiciste esperar, habíamos acordado darnos un abrazo 'que nos debíamos' así que cuando me dejaste en mi casa, nos quedamos abrazados en el auto. Se sentía taaaaaaaaaaaan bien...te acordas? Me recosté en tu pecho y deje que la cercanía hiciera lo suyo. Y me besaste. Fue como si nos conociéramos de siempre. Un beso ideal, tan ideal que no quería irme.

De ahí en adelante no pudimos dejar de vernos. Meriendas, cenas, salidas a cualquier lugar. Todo era una buena excusa para estar juntos.

Una noche decidimos salir en grupo: mis amigas y los tuyos. Pero ellos jamás parecieron, y te quedaste entre mujeres escuchando el cotorreo y las historias de amores y desamores de mis amigas. Esa noche contaste los problemas que habías tenido la noche que nos conocimos, y al final acotaste: pero fue una noche genial, porque la conocí a la Juli.e derretí por dentro, quería abrazarte y chaparte ahí en ese instante, me contuve para no desacatarme. Después fuimos a bailar y bailamos abrazados casi toda la noche. Andabas presumiéndome con tus amigos y presentándome a cada persona que conocías. Me dejaste completamente cautivada. Yo estaba a tus pies.

Esa también fue la noche de nuestra primera vez. Cuando ibas a dejarme, te dije que quería dormir con vos. Te sorprendiste y me llevaste a tu casa. No estabas preparado, la casa estaba muy desordenada, pero morí de amor cuando entre a tu cuarto y habías tirado al piso y juntado dos colchones para que durmiéramos cómodos. Esa fue la primera de nuestras muchas maratones, casi no pude dormir. Y fue también la primera de muchas noches a tu lado. Nunca fui tan feliz como cada vez que me despertaba a tu lado.

Tiempo después comenzaron las peleas y desencuentros. Todavía recuerdo la primera vez que te pedí que fueras mi novio. Te desencajaste. Ese debió ser mi primer indicio, pero yo no quise verlo. Me dijiste que te estaba presionando y que estaba apurando demasiado las cosas. Decidí relajarme y disfrutarnos, total, llevábamos a penas unos meses de conocernos. Y así fue, realmente disfrute cada día al lado tuyo. Los buenos y los malos también. Despertarme un domingo a las 10 am y tenerte a mi lado era la gloria. Te miraba y pensaba que no podías ser más perfecto. Ame la curva de tu nariz y los ángulos de tu cara. Me divertían tus atracones pizzeros y tus tentadas con cítric o cepita. Ni hablar de si encontrabas chocolate black en mi mesa de luz, no me dejabas no el papel.

Me daba felicidad cuando después de una noche de furia y alcohol caías a mi dpto a dormir conmigo, sabía que pensabas en mí. Me enojaba, si, pero era feliz también.

Y no voy a entrar en detalles de nuestras noches porque ambos los sabemos. Solo quiero decirte que me hiciste sentir cosas que nunca antes había sentido, y que tenerte cerca y no querer estar con vos es casi imposible.

Cuando te decía que me había enamorado no me creías. Supongo que no creías merecerlo, o quizás que yo no era sincera. Pero si, Álvaro Nicolás, YO TE AMO. Me enamore de vos desde el momento en que dijiste que tu noche había valido la pena, solo por haberme conocido.
Quizás no llegué a tu vida en el momento indicado, o quizás no soy la mujer para vos. Hice esta carta para decirte que te mereces cada segundo del amor que siento por vos, porque aunque no lo veas y no te lo creas, dos un hombre increíble. Hermoso por dentro y por fuera. Dulce, tierno, tremendamente generoso, honesto, sincero y fuerte. Tenes un corazón inmenso. Y si no soy yo, ojalá llegue a tu vida un amor que te parta al medio y te llene de momentos hermosos dignos de recordar.

Te amo, si, créelo. Te amo una y mil veces.

Read More

una más, y vamos....

He comenzado a preguntarme si soy buena para esto o no.

Resulta que los dos últimos hombres de los que me enamore, nunca han llegado a enamorarse de mí. No me han amado realmente. Y no estoy segura de sí ha sido su culpa. O la mía. O la de ambos. O la de ninguno.

Mucha gente me ha llenado los oídos de halagos y cumplidos. Me han dicho de mil formas lo inteligente, simpática, bonita y trabajadora que soy. Y pienso que de Sergio así un hombre debería enamorarse fácilmente de mi. Pero no, no se han enamorado jamás.

Y en este punto comienzo a pensar que nunca lo harán. Que tanta broma de la tía solterona se está haciendo realidad.

Será que estoy haciendo algo mal? Intento demasiado? Presiono? Será que soy una entregadora serial (más de lo que debería)? Será que siempre les doy demasiada seguridad? Y entonces pienso que quizás debería ser un poco más mala, más perra. Y sinceramente es demasiado esfuerzo que algún día tendré que dejar de hacer porque la realidad es que yo no soy así. Y tampoco quiero tener que dejar de ser yo para que me amen. No creo que sea justo para nadie.

Mientras tanto, todos a mi alrededor avanzan a pasos agigantados. Se casan. La cigüeña ha hecho un par de visitas por mi entorno y yo aquí: avanzando, pero sola.

Es frustrante. Impotencia. Bronca. Ganas de llorar como quinceañera. Ganas de berrinches y de salir corriendo a cualquier otro lugar del mundo.

Pensé que esta vez iba a ser diferente. Pensé que esta vez, este hombre, si se merecía mi amor y mi corazón. Pensé que íbamos a ser enormes. Pensé que caminábamos juntos uno al lado de otro. Pensé que esta vez iba a ser diferente. Pero no. Siento el mismo vacío que sentía años atrás. Me desgarra por dentro. Y tiene mi ánimo por el piso, porque de verdad pensé que sería diferente.

En fin... Hay cosas que no son para cualquiera...

Read More